62,46 Km, 1720 Km en total. Esta vez si que iba a ser una etapa de "relax" cuyo objetivo era, únicamante, llegar a Trujillo prontito para poder verlo y pasar ahí la noche. Debido a las obras tuvimos que cambiar la ruta y, gracias a los buenos consejos de Maite, volvimos al puente (donde el pastor...) y nos dirigimos hacia Retamosa. Entre Retamosa y Deleitosa (bonitos nombres), debía haber un desvío hacia la izquierda que nos llevaría a Aldeacentenera. El caso es que esta carretera no figuraba en el mapa pero, según Maite, existía. Además pasaríamos por el río Almonte donde nos podríamos bañar. Seguimos todas las indicaciones de Maite, y en el río paramos y nos bañamos, aunque tuvimos que darnos vuelta y vuelta para mojarnos porque había poca agua. Pero pudimos desfrutar de estar un rato agusto despojados de nuestras vestiduras en contacto directo con la naturaleza, o lo que viene siendo...en bolas. No había peligro porque por ahí no pasa ni Dios...y menos estando Diego. Con mucha pereza continuamos el camino sin saber el cuestón que nos esperaba...¡para qué tanto bañito si ya estamos sudando como kotxos! Después de mucho sube y baja y ver dehesas por doquier llegamos a Aldeacentenera, donde nos regalamos una ración de queso las Villuercas delicioso...con sus jarritas claro. Mientras yo plasmaba estas letras en un papel, Diego se dedicaba a hacer amigos en el bar. Se supone que iba a preguntar por qué carretera era mejor ir a Trujillo,pero salió diciendo que no tenia ni idea,eso sí,se habia encajado un txupito de crema de orujo para recuperar energias, anda que... Y no me extraña, la cosa estaba complicada. Nos encontramos a la derecha una carretera con un cartel "firme en mal estado", os suena verdad? Pues no estaba en mal estado, estaba en peor. La que iba hacia la izquierda más de lo mismo y la de enfrente "cortada por obras", os suena también?. Por cual fuimos?. Nos la jugamos y fuimos por la carretera cortada por obras. En principio no parecía que ahí pasara nada, pero de repente... nos encontramos con lo mas parecido a un circuito de cross. Los currelas nos miraban con cara de alucinados y Diego, con su afamada experiencia, solventó la papeleta con sobresaliente (bueno, yo aguanté el tirón, que no es poco). Lo demás estaba decentillo, pero llegamos a un desvio cuya información era: "Prohibido a más de 60 km/h, precaución por carretera sinuosa (¿qué querria decir?) y no más de 15 toneladas. Se acoplaba a nuestro perfil, no? Pues por ahí que fuimos. Como todos los adornos de Diego, este también tenía trampa. Menudos repechos y qué calor! Terminamos con las reservas de agua y todavía no habíamos llegado a Madroñera, el siguiente pueblo. Le he preguntado a Diego como definiría la ruta y tendría que poner tantos "piii..." que me resulta imposible. Al final llegamos al pueblo, como siempre, llenamos nuestros bidones de agua y salimos hacia Trujillo, que se veia su castillo ya al fondo. Lo que si había sacado en claro Diego del bar de Aldeacentenera, era el hostal donde nos alojaríamos, hostal Julio y salió el mismo a recibirnos a la puerta. Que más se puede pedir?. Una duchita y a ver la ciudad, que nos han dicho que es preciosa y tenemos muchas ganas.... de ver la ciudad,mal pensados. Cuando salimos del hostal, nos dimos cuenta del calor que hacia, aún así Tujillo merece una visita en profundidad, es bonita por todos los rincones.
P.D. Carlangas se nos fue la olla (por el calor) y nos comprometimos con Julio para cenar y no nos acordamos del restaurante Troya, qué fallo! Lo dejamos pendiente...
P.D. Carlangas se nos fue la olla (por el calor) y nos comprometimos con Julio para cenar y no nos acordamos del restaurante Troya, qué fallo! Lo dejamos pendiente...
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