78,90 Km, 1172 Km en total. Partimos con pena de La Alberca, porque nos hemos sentido muy bien tratados, pero con ganas de conocer otro lugar precioso, del que habíamos oído tanto hablar, Hervás. Como la distancia no era mucha pues había que adornarse. La verdad es que el calor apretaba y, después de la etapa anterior, nos merecíamos un poco de relax. Ese era nuestro objetivo pero las carreteritas que elige Diego están llenas de trampas. Tuvimos nuestro puertito de la jornada hasta llegar a Lagunilla. La carretera no estaba en muy buen estado pero las vistas, como siempre, espectaculares. Lo mejor fue lo que nos encontramos de bajada, menudo puertón!!!, lo asfaltaron para incluirlo en la Vuelta a España. Todo revueltillas con una pendiente del 16% aprox., menos mal que no lo teníamos que subir porque no hay plato ni piñón para eso. Como seguíamos decididos a descansar, aunque la orografía no nos quisiera dejar, encontramos una piscina natural en Abadía... Esto es vida! Bañito bien fresco, cervecita (como no!) y para comer una empanada típica de La Alberca (hornazo) rellena de chorizo, lomo, panceta...contundente, eh? (todavía la estoy intentando digerir). Dieguito no me dejó ni siesta y después de despedirnos de Libarte, la simpatica camarera, seguimos la ruta. Quiero hacer un inciso para contaros que nos hemos encontrado muchísima gente en Salamanca que nació en Euskadi, porque sus padres emigraron allí, y posteriormente volvieron de niños. Lo peor de la jornada vino cuando salimos de la piscina, con un calor de muerte, el hornazo sube que sube y un reseco de muerte. Encontramos una fuente, en Segura de Toro, de agua "no potable" y nos lanzamos a ella. Una mujerica que tomaba la fresca nos aseguró que estaba buenísima...y tenía razón. Eso fue suficiente para llegar hasta Hervás. Encontramos, arriba del pueblo, un albergue digno de ver. Es el muelle de carga rehabilitado de la antigua estación de ferrocarril de Hervás, vía muerta desde 1985. En el año 2006 ganó un premio de diseño. Lo regenta Carlos, un hombre que te hace sentir como en casa. Como llegamos pronto, pudimos dar una vuelta por Hervás, por su barrio judío y cenar una carne a la brasa buenísma (todavía estoy hacido la digestión). Nos fuimos a la cama pensando en la etapa del día siguiente, fuerte como no, nos toca subir el puerto de Honduras y Piornal. Para mañana se espera mucho calor y habrá que madrugrar...Pero para que hacemos planes!!!, mecagüen en los radios, ya tenemos otro roto!!! Nuestro gozo en un pozo, por la mañana habrá que ir a la tienda de bicis (por lo menos hay) y a ver a que hora salimos... Hasta mañana.
Guapoooos!
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